Abres los ojos y ¿qué es lo primero que haces? , corres al baño, te duchas y comienza la

mejor parte, tu interminable sesión de “belleza”.

Empesai primero con la crema de limpieza, segui con la hidratante día, después la pa’

las arrugas, la de firmeza, la con bloqueador solar y la típica crema pa’ tapar impurezas.

Después de ese cóctel de cremas que te hechai en la cara viene la infaltable crema de
manos y cuerpo.
Y cuando ya tai bien embetuna, sali feliz de la casa, tratando de que la gente note tu nueva juventud.
Y nunca falta la amiga que te dice: “¡galla que tai linda! ¿qué te echaste?”.

Y ahí tú quedai feli poh.

Después en la tarde casi por reflejo e impulsiva necesidad pasai a la tienda
a ver que crema llego, y no falta la vendedora que te dice: “nos llegó un producto
especial para su piel sensible”.

Y ahí sí que tú no querí ma, osea ese es como el mejor piropo que te pueden tirar “piel sensible”.

Y salí de la tienda, con tu minúsculo paquetito de 40 lukas, que fue una GRAN compra
porque es “especial para tu piel”.

Después llegai a tu casa y mientras te poni la mágica máscara de palta que te quita como
10 años de encima, vei la tele, y ahí está, tú crema, y al lao una mina estupenda que se ve
más joven que tus hijos diciendo que tú crema es “fantástica para tú piel sensible”.

Y tai tan alucina que no te dai cuenta que la mina está más estira que la Sarita Vasquez.

Entonces se hace tarde, te hechai tú crema hidratante noche y te acostai FELIZ porque mañana serás más linda que ayer.